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Lavado.
No lavar tu prenda directamente bajo el grifo, hacerlo siempre que sea posible dentro de un recipiente con suficiente espacio para cubrirla con agua.
Usar agua fría. Usar un jabón liquido que sea para prendas de lana o un jabón para prendas delicadas.
Poner una pequeña cantidad de jabón en el agua y removerla. Luego poner la prenda dentro y dejarla un rato para que absorba bien el agua.
Lavarla con el mayor cuidado posible. Sin estrujarla ni exprimirla.
Te mostramos como debes lavar, cuidar y guardar tus prendas de crochet para que siempre se conserven de la mejor manera y puedas disfrutar de ellas por mucho tiempo.
Nuestras prendas tejidas a crochet son piezas únicas que nos llenan de satisfacción. Representan horas de trabajo, muchas veces el hacer y deshacer, muchas vueltas porque no nos ha quedado bien o no nos ha gustado el resultado. Sentimos un orgullo inmenso cuando alguien nos pregunta por esta prenda tan bonita y decimos que la hemos hecho con nuestras propias manos. Más aun si se trata de un diseño propio.
Y si han sido un regalo de otra persona nos enorgullece que haya pasado tiempo tejiéndonos algo tan especial.
Igual de especial debe ser su cuidado y lavado de la prenda. La experiencia nos ha enseñado que esto es muy importante, y es importante hacerlo correctamente. Aquí te damos unos consejos.
Aclarado.
Aclarar con abundante agua para que no queden restos de jabón.
No estrujar o exprimir la prenda para sacarle toda el agua, esto podría hacer perder su forma original.
Si es de lana o de un material que sea áspero o que de picor en la piel hacer un aclarado final poniendo suavizante de ropa en el agua.
Secado.
Retirar el exceso de agua antes de poner la prenda a secar, colocando esta en una toalla, enrollándola y apretando ligeramente para que la toalla absorba el agua. Con firmeza y cuidado para evitar desformar la prenda.
Una vez se ha escurrido la mayor parte de agua como hemos descrito, poner la prenda a secar, siempre en horizontal.
No tender ni suspender la prenda de ninguna forma para evitar que se deforme o estire. Dejar la prenda sobre una superficie horizontal (una mesa por ejemplo) para que vaya secando poco a poco sin sufrir daños.
Nunca secar cerca de una fuente de calor directa.